Veinte científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) se embarcarán mañana para estudiar los fondos marinos del Golfo de Cádiz y evaluar si las zonas de emanaciones de gas metano, que favorecen la vida de especies como corales o esponjas, necesitan protección
Los lugares del subsuelo marino por los que salen las emanaciones de estos gases se convierten, por la acción de las bacterias que convierten el gas en carbonato, en superficies rocosas, que pueden crear formaciones similares a volcanes, chimeneas y tuberías.
Estas superficies del fondo marino han favorecido a su alrededor la vida de la fauna bentónica que habita en el fondo del mar, como corales, estrellas, esponjas y crustáceos, entre las que hay especies protegidas o en peligro de extinción.
"Vamos a estudiar si merece la pena delimitar estas zonas y protegerlas. Aumentar la biodiversidad es positivo para todos, porque si en un caladero de cigalas te cargas al alimento de las cigalas, cada vez habrá menos. Si se pescan en un sitio donde no está su alimento no habrá este problema", afirma el coordinador de la expedición.